En lo personal, si atiendo al sentir interno, éste me sugiere el detenerme e interiorizar. Acompañarme a mi mismo, y en silencio, escucharme.
No sé el por qué de esta sensación, tampoco mi deseo es saberlo. Tan sólo seguirlo, actuar en coherencia con lo que es en el interior.
Quizás la mejor manera para avanzar de una forma certera, sea el detenerse de vez en cuando, y más en esta sociedad en la que vivimos, donde predomina una aceleración del tiempo y el pararse no es una "opción recomendable". La propuesta es una vida hacia lo externo y a una gran ocupación de nuestro tiempo, con pocas opciones para atender nuestro mundo interior.
Creemos conocer a las personas que nos rodean, y pienso que en realidad, somos unos auténticos desconocidos para nosotros mismos, si permitimos ser arrastrados por el ritmo de la sociedad, que por otra parte, es irreal.
Tengo el privilegio de poder vivir en un entorno natural, y justo desde la ventana que hay en una de las estancias de casa donde paso más tiempo, he podido observar el paso de las estaciones, de los cambios y transformaciones que se van dando en la naturaleza.
Como las lluvias de la primavera dieron paso a paisajes más verdes. Como parecía después todo adquirir más vida. Los aromas de las flores te embaucaban al pasear.
Llegaron las aves, construyeron nidos y tuvieron crías después de aparearse.
Con la llegada del verano todo está más seco. Predominan los colores marrones y dorados, y los agricultores de la zona recogen la cosecha madura ya por el calor y la luz que nos trae el Sol.
La Naturaleza no tiene prisa, todo sigue su proceso, y éste en plena armonía y simbiosis.
Por eso el ritmo acelerado es antinatural, y además, con el agravante de no tener rumbo claro o establecido de una forma consciente. ¿Hacia dónde vamos?
Así que para este periodo vacacional, compré un viaje hacia Interior, cuya capital es Silencio, y en él llevo ya unas semanas transitando sus muy diversos parajes y recovecos.
El tiempo es variante, hay días de luces y otros de oscuridad. Cuando hay luz, aprovecho para sentarme a la sombra, y cuando son días de oscuridad, transito el camino portando un candil con luz. En un viaje siempre es importante el adaptarse.
Su gente es muy variopinta y les afectan mucho los cambios del tiempo en su humor. Hay personas con la que enseguida congenias, y otras que les cuesta abrirse o de carácter más arisco, sobre todo, las que habitan en las zonas más profundas de la geografía. Si te animas a visitar Interior, lleva siempre amor y perdón en tu mochila, de este modo, te será fácil aceptar a todos sus habitantes. Les acabarás cogiendo cariño.
La gastronomía en este lugar tiene un aspecto importante. Se trata de la conciencia a la hora de elaborar los platos, pues al preguntar a varios chefs, me han comentado que no cocinan nada que no sea nutritivo para el alma.
Debe tratarse de alta cocina...
En estas semanas he visitado en varias ocasiones la ciudad de Silencio. Me encanta, por eso siempre que puedo, cuando planeo una ruta por Interior, hago lo posible por terminar en ella, así siempre es el inicio para el día siguiente.
Es una urbe muy bella, no sé por qué, pero en ella es como si me sintiera en casa. Eso si, algo extraño ocurre, el tiempo parece no transcurrir, no hace ni frío ni calor, y cuando camino sus calles me siento hasta más liviano.
Además en esta ciudad es costumbre tener siempre un fuego encendido, le llaman el "fuego Interior". Quizás este es el motivo por el que Silencio, es la capital de este país... tengo que preguntarlo y ya os lo comento a mi vuelta.
Bueno, no me despido sin antes recomendaros la visita a Interior y a su capital Silencio.
No os preocupéis por si es temporada alta o baja o por el billete, siempre hay vuelo directo cuando quieras visitarlo...
Un fuerte abrazo a todos!
Sergio Calderón
Director Centro Esencia